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AS SEGAS

  Antes del solpor de la mañana, Roque escuchaba el murmullo de las actividades que se realizaban en el quinteiro. A pesar de tener un sueño profundo, el ruido que se generaba en la corte, hacían que, al habitar por encima del habitat de la vaca marela, le fuera imposible no despertarse. -Atrás ruliña, atrás. Escuchaba a su abuela hablar alto con la vaca. Esta había parido no hacía mucho y tenía un joven ternero que no paraba de querer mamar. Lo apartaba hacia otra parte de la cuadra para poder ordeñar a la marela. La madre de Roque subió con la leche recién ordeñada y se propuso a hervirla para que pudieran desayunar todos. Un cuenco de leche y un trozo de pan de la casa (mezcla de trigo, centeno, maíz y la masa madre, que se iban pasando de horneado en horneado, los vecinos entre sí). Roque abrió los ojos al escuchar el golpe de abrir la ventana de madera que cubría la cristalera, ésta daba a la calle, de la ventana de su habitación. Era noche. Muy temprano. - Nosotros vamos l